Colonias
Llegan empujados por la
sangre
al origen del territorio
vasto de los instintos.
Despliegan la mirada
sobre el cuerpo nuevo de la llanura
para que se abra el
camino de la distancia.
(Ya existía el silencio
y de sus manchas remotas
acuden los perros
dispuestos a servirles).
El sol espera manso, en
la ansiada noción del crepúsculo.
Después arribará el
viento con la carga precisa de nubes y sueños.
Al fin se detendrán los
pasos y la noche.
Más tarde la araña en su
nido
tejerá también sus redes
para el enjambre que vendrá
siguiendo
a los colonos.
José O. Antequera
1º.10.14
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