martes, 27 de enero de 2015

Tormenta

Acaba de irse el dolor
Ha dejado un leve rastro ardiente
En las piernas, como recordatorio
De que volverá.
Bajó de la cintura hacia las piernas
-quizás duerma esta noche en mis pies-

Abrí la ventana a la brisa
Que dejó la tormenta vespertina
Y que ahora lagrimea en los cristales
-tal vez por esto cedió-
El dolor acaba de perdonarme
Soy consciente de que es sólo un paréntesis
Que aprovecho para escribirles.

Anoche pensaba en mi derrotero
Huí por aturdimiento
Para construir esta casa de pura soledad
Y ahora pretendo que ella me devuelva
Algunos gestos, un puñado de palabras
-que a su resguardo cedí-
Puse el oído en la ventana
Y a través de las dificultades de la ciudad 
Prodigiosamente
De las barbas del viento
Se fueron desprendiendo las voces amadas

Hasta que me dormí.

viernes, 16 de enero de 2015

Despedida

Hay días demasiado tristes
por más festivos que sean.
Demasiado silenciosos
para cantarle al porvenir incierto.
Días proclives a las abstracciones
a los inventarios y despedidas
al orden y la confusión
(de los objetos en los espacios).
Como este día de Diciembre
signado por cierta finitud inconsistente
con la misma sensación premonitoria  
de otros abismos y jornadas al acecho.

Suenan en la memoria
campanas de otro tiempo
evocando imágenes que ya no existen.

En silencio lo demás…

sólo llueve sobre esta última tarde de 2014.