viernes, 31 de octubre de 2014

Ocaso

El sol, nos siguió hasta la frontera
Primero fue un desgarro de alamedas
La ciudad se volvió pequeña
Fundida en su asfalto de proezas
Después los pueblos con sus brazos fragmentados
El desgarro, la raíz sangrante del éxodo
En procura de placebos urbanos
Y al fin, el campo, con su soledad abierta empecinada
El estío y la siesta dormían bajo el pardo estuco
De las viviendas rurales
Adentro, habitantes anónimos harían el amor
Sorprendidos por nosotros: pasajeros intermitentes de la ruta
Siguiendo el río empecinado de siglos y exilios.
Algunos establecimientos permanecían abiertos
En vano y adormecidos
De vez en cuando, hombres indolentes se asomaban fugazmente a nuestro paso: caleidoscopio de ventanillas y pulsaciones alucinantes.
Ecos interrogantes en las retinas de ambos mundos
¿Qué harán, de qué hablarán, qué avatares los mantienen atrapados entre alambrados y distancias?
Todo fue quedando en las orillas sin respuesta
El camino se fundió con el crepúsculo
El relieve áspero del desierto se tiñó de verdes pámpanos, imaginarios
Una vaca desprendida de alguna llanura húmeda
Con su perfil blanco de ojos negros
Pastaba solitaria para el asombro de pasajeros como yo
Después se plegaron las lomas de la riqueza
Más cuando el verde, se tornó verde fatal
El cielo rojo se desplomó en negro sobre el intenso bermejo de la pampa
Y de mi ocaso.

martes, 28 de octubre de 2014

Poesía "Suburbial", de los márgenes, del campo y más allá.

Suburbial, es un concepto que aparece a fines de la época medieval. Es el ámbito que rodea al castillo del señor, y que a partir de la expansión de la propiedad, la relativa paz y el resurgimiento económico; albergará a los individuos, que perteneciendo al feudo, no consiguieron espacio físico en el interior de la fortaleza. Caballeros, mercaderes, profesionales y artesanos, también nutrieron estos suburbios, atraídos por la prosperidad feudal, poco antes de entrar en decadencia, para fragmentarse y concentrarse en los nuevos estados mercantilistas. Habitar en los suburbios, significó una experiencia psicológica nueva. Una situación de inseguridad, desamparo y diferenciación con respecto a los que residían al interior de los muros. De este nuevo estilo de vida, surgió también un tipo humano nuevo. Opuesto, en muchos sentidos, al individuo que residía en la ciudad fortaleza, en el centro, como se dirá después. Cuando la ciudad se abra al que reside en los límites, se notarán las diferencias. Como el centro necesita del que habita en la periferia, creará una imagen de aceptación universal que no se realizará nunca en los hechos. Sólo en lo superficial, nunca en la profundidad de los actos. Esto se evidenciará en la insolidaridad y en la injusticia. Casualmente, los indiferentes a lo marginal, también lo fueron y lo son, indiferentes a la naturaleza. Los que por diversas razones, arriban tardíamente a las urbes, deslumbrados por sus promesas, se encuentran con la realidad de los suburbios. Allí, las ilusiones se desvanecen y deben ser reconstruidas, adaptadas, con otros parámetros y voluntades. "Suburbial", es la experiencia poética de una idea, de una ilusión desilusionada y vuelta a construir. Es la necesidad de expresar lo injusto de lo suburbial, no del suburbio mismo (ámbito donde sin embargo, sobreviven valores como la solidaridad, difíciles de hallar en las grandes ciudades).

Es la región anímica desde donde se ve, se huele y se siente la fascinación por el centro de la urbe. Región a la que todos quieren acceder y pertenecer; para luego abandonarla, por fracaso, insatisfacción, desarraigo y marginalidad. Condiciones propias de una urbe que se siente invadida por lo que ella misma atrajo y rechaza. 

Poema 8

Bajo la sombra de las nubes.
Junto a un bosque de paraísos.
Sobre una alfombra verde.
En el parque de los sueños rotos.
Juegan unos perros abandonados.
Donde la ciudad pasea su indiferencia.
En un espacio de perfumes universales.
Contemplo la impiedad urbana.
Llora un niño, suspira una mujer triste.
Luces y lágrimas sobre la hierba húmeda
De tierras ignoradas y marginales.
Del  interior de nuestra propia miseria.
Buscan un resquicio en las ciudades.
Perecen en los espacios suburbanos.
Gimen bajo los puentes de la indiferencia.
Otro día me detengo. Se ha quedado solo.
Viene y se entrega sumiso.
Venzo mi propio dolor y lo acaricio.
Ya es tiempo de que tenga un amigo.

Poema 13

13

Si hubiéramos sabido lo del tiempo.
Nos habríamos quedado para siempre...
En tu patio de sol.
Compareciendo bajo el parral.
Prolongando la pausa de la siesta
Eternamente...
Imaginando las cosechas.
El aroma de tus rosas blancas.
La embriaguez, la inocencia
Y la paz del jardín.
Aquellas nubes de silencio...
Confabulando entre nosotros.
El movimiento de nuestros pies,
Pendiendo de la tarde.
Mezclando todo hasta provocar,
La confesión de los deseos.
Ilusionándonos con lo que seríamos.
Y sin embargo...
Que bello era el cielo.
Que claras las mañanas.
Lo simple de nuestras vidas.
Indiferentes al lejano fragor de la patria.
Solo las aves hacia el río.
De vez en cuando, la inundación.
Y la eterna rutina del sol.
Si hubiéramos comprendido lo del tiempo.
Lo habríamos atado a la vida y no a la muerte.
Sin embargo, que maravilloso recuerdo.
Que alcanza y calma este dolor.
Que perceptible aún tu melancolía.
Y el ritmo de tu respiración.
Que presiente amargamente.
Mi ambición inquebrantable.
Por abandonar aquel paraíso.