lunes, 15 de diciembre de 2014

9 (Suburbial)

La montaña está llena de ojos,
Que nos miran desde las piedras.
Tapizada por sombras oblicuas,
Evolucionan gigantes extintos.
O diminutos seres de leyenda.
Emergen entre senderos y morrenas.
Nadie sabe desde cuando están.
Esos remanentes multicolores,
Repletos de minerales primigenios.
Que les dan vida...
Busco en la flora austera,
Inmensamente perfumada,
En su fauna escurridiza,
Pero no aparece...
La silueta del guanaco,
Rondando las orillas del  río,
Al otro lado del camino,
A tiro de los cazadores.
Si lograra verlo antes de la noche,
Y descifrara sus instintos,
Me quedaría entre los montes,
Custodiando la preservación,
De su inofensiva especie.
Ahora que no tengo nada,
Solo civilización.
Lo imagino cautelosamente bello.
Dueño y prisionero de las alturas.
Resistiendo la invasión.
O demorando su extinción.
Aguarda la bruma,
Para confundirme,
Porque ha de verme,

Como un posible predador.

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